*Raúl Arámbula, profesor investigador y director del Centro Universitario de Estudios Vulcanológicos (CUEV), comparte en entrevista cómo ha sido el trabajo de vigilancia volcánica los últimos meses.
la Universidad de Colima a través de su Centro Universitario de Estudios Vulcanológicos (CUEV) sigue monitoreando la actividad del Volcán de Fuego, incluso en estos días de pandemia por CODIV-19, según dijo en entrevista Raúl Arámbula Mendoza, director de este centro de investigaciones.
De acuerdo con ese monitoreo, en las últimas semanas el volcán sólo ha presentado pequeños eventos dentro del edificio volcánico; “eso indica que sigue en periodo de baja actividad o en estado de reposo. Pero tiene que quedar muy claro: el volcán puede pasar a un periodo eruptivo en muy poco tiempo, de semanas o meses; incluso a veces se da en término de días, y por eso es importante continuar con el monitoreo, porque éste es un volcán muy activo”.
Dichos eventos, explicó el investigador, no significan que sean explosiones, sino que se trata de eventos internos; “el año pasado tuvimos explosiones de baja energía entre mayo y junio, después de esa fecha no los hemos tenido. Las explosiones sí ocurren en el cráter del volcán, mientras que lo estamos observando actualmente ocurre dentro del edificio volcánico”.
“Sabemos –continúo– que estamos en contingencia, pero tenemos que estar muy al pendiente de todos los parámetros de monitoreo, como el de sismicidad, deformación, si está saliendo gas, si se ve incandescencia en el cráter o si hay anomalías térmicas, porque compartimos esa información con las unidades de Protección Civil de Jalisco y Colima, además del Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED), quienes son los que toman decisiones en caso de que el volcán entrara en etapa de erupción”.
Durante esta contingencia, dijo, han mantenido vigilancia remota, tanto desde casa como en el CUEV; “hemos tomado todas las precauciones que mencionan las autoridades sanitarias; tratamos de que el menor de número de personas se involucre en el proceso cuando vamos a la Universidad, que por lo general es cuando alguna computadora o un proceso automático falla”.
En estos meses, los investigadores le han dado mantenimiento a tres estaciones sísmicas, las cuales además de monitorear la actividad interna del volcán, ayudan a la vigilancia de los flujos de agua y material volcánico conocidos como lahares, los cuales
bajan por las barrancas, “aprovechamos este tiempo previendo que se acerca la temporada de lluvias, ya que de no hacerlo tendríamos que esperar hasta octubre o noviembre”.
El mantenimiento de las estaciones sísmicas cobra mayor relevancia en la época de lluvias porque mediante ellas es posible detectar cuando los lahares comienzan a bajar; “el primer evento del año ya lo tuvimos sobre la barranca de la Lumbre, y saber dónde ocurren ayuda a que las autoridades estatales puedan salvaguardar la vida de quienes viven cerca de donde pasan esos flujos. El año pasado tuvimos más de 25 lahares”.
De acuerdo con el director del CUEV, el monitoreo se realiza con el 70% del equipo en óptimas condiciones, porque “hay algunos equipos que ya pasaron el tiempo de vida útil. Necesitamos invertir en estas herramientas para poder levantar las estaciones, y estamos en el proceso de conseguir recursos”.