*En el aula, dijo del Dr. Jesús Enrique Castrejón, “los jóvenes aprenden que el tiempo de
desarrollo de una vacuna puede ser de años, quizá décadas. Sin embargo, esta pandemianos ha hecho reescribir la teoría”.

Para el profesor investigador de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad
de Colima, Jesús Enrique Castrejón Antonio, la forma más decisiva de salir de la pandemia
sería mediante el desarrollo de una vacuna, de las cuales, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), actualmente existen 166 candidatas en evaluación de países como China, Estados Unidos, India y Reino Unido.

En entrevista a distancia, comentó que de estas vacunas, son 141 las que están en
una etapa pre-clínica; esto es, que aún se estudian en laboratorios y con animales o cultivos celulares. Las 25 restantes ya están en una etapa clínica, evaluándose en personas. De ellas, sólo cuatro se encuentran en una fase clínica avanzada.
De esas cuatro, dijo, tres corresponden a laboratorios chinos y una a laboratorios del
Reino Unido, pero todas, destacó, “han demostrado una significativa seguridad y eficacia
en la generación de protección al COVID-19”.

Igual que otros expertos, opina que siendo optimistas, el mundo podría tener una
vacuna o tal vez varias al mismo tiempo, hasta finales de 2021. No es un tema fácil el de la
elaboración de vacunas, señaló, pues requieren de una “inversión titánica”, tanto en dinero
e infraestructura, como en recursos humanos.

En el aula, dijo, “los jóvenes aprenden que el tiempo de desarrollo de una vacuna
puede ser de años, quizá décadas. Sin embargo, esta pandemia nos ha hecho reescribir la
teoría, pues se ha puesto en evidencia la gran preparación de algunos países en materia de
microorganismos emergentes potencialmente pandémicos, al grado que podríamos llegar a
tener una vacuna en apenas 18 meses, lo que sería un verdadero récord”.

Lo nuevo en este logro, comentó el Dr. Jesús Enrique Castrejón, “y que acorta los
tiempos de desarrollo de una vacuna, es el hecho de que ahora el mundo estudia, conoce y
monitorea los microorganismos con potencial pandémico desde hace ya mucho tiempo. La
experiencia con el virus de la influenza H1N1 en el 2009, por ejemplo, fue muy útil para la
investigación y el desarrollo de estas nuevas vacunas”.

A pregunta expresa sobre la calidad y seguridad de una vacuna desarrollada en tan
corto tiempo, Castrejón Antonio señaló que “hay que tener confianza en los grandes centros de investigación y en las industrias farmacéuticas con amplia experiencia en la fabricación de productos biológicos”.

Recordó, además, que aunque se tenga una vacuna candidata lista, ésta debe pasar
por el filtro de las instituciones sanitarias de los países en los cuales se pretende aplicarlas,
como la FDA, en Estados Unidos, la EMA en Europa y la COFEPRIS en México. Dichas
instituciones, considerando la evidencia científica recopilada, son las que autorizarán o no
la aplicación masiva en sus poblaciones.

Por último, invitó a la sociedad “a mantenerse informada con fuentes confiables, a
evitar tratamientos médicos que no han sido aprobados por nuestras instituciones y evitar la automedicación”.

Enrique Castrejón es doctor en Microbiología por la UANL y jefe de la carrera de
Químico Farmacéutico Biólogo en la Facultad de ciencias Químicas de la UdeC.

Por Noticias