Lunes 10 de agosto de 2020
Ante la gran encrucijada que plantea la recomendación de nuestro Presidente, sobre recurrir al método de la encuesta, mismo que ya fue utilizado por MORENA en el pasado proceso electoral interno para designar candidatos a la elección constitucional de 2018, cabe decir que se trata de un método que en lo general satisfizo a la mayoría de los prospectos.
Este tema obliga a un análisis serio, objetivo y realista de los pros y contras de la encuesta abierta. Primero, se honraría la lealtad a nuestro presidente al atender su sugerencia, pues, hay que decirlo, este criterio no es ninguna ocurrencia, sino que responde a la ponderación que hace del riesgo que existe, ante una atmosfera viciada por la falta de mecanismos confiables que garanticen la vigencia de la democracia en el relevo de los cargos en las dirigencias y sus órganos estatutarios. Segundo, el cumplimiento irrestricto del mandato del TEPJF a la vía o método de encuesta abierta a la ciudadanía, y tercero, nos ahorraríamos el desgaste de la imagen de MORENA en lo político y de paso en lo económico.
Pues como ya sabemos, cualquier diferendo entre nosotros sería tanto como darles carne a los lobos, ansiosos de que la cuarta transformación no avance. Recurro al ejemplo de 2012, donde Marcelo Ebrard y el propio López Obrador se sometieron a una encuesta para decidir la candidatura presidencial; el resultado todos lo conocemos y jamás se generó fractura o conflicto alguno por esa decisión mayoritaria.
En un momento tan convulso como el que vive actualmente el partido en la mayoría los estados del país, es imperioso que se reconozca a la ciudadanía y no sólo a un segmento de ella, pues estaríamos irremediablemente frente a un acto de discriminación, ya que una abrumadora mayoría de mexicanos con partido o sin él, se decantaron a favor de nuestra identidad partidista, y en esta coyuntura, se les estaría conculcando su derecho fundamental y pro persona a decidir, convirtiéndolos en víctimas de una burocracia partidista, donde el último culpable es el que sufre el agravio, es decir, el ciudadano. ¿Qué acaso al Presidente sólo lo llevamos al triunfo los militantes de MORENA? No, fue ungido por un poco más de 30 millones de votantes, la mayoría, el 90%, ciudadanos de diverso talante ideológico. Bajo esta lógica sería beneficioso no desaprovechar la indiscutible experiencia del Presidente y hacerle caso, como lo sostienen la secretaria general del Comité Ejecutivo Nacional de Morena, Yeidckol Polevnsky, al igual que el coordinador del grupo parlamentario en el Legislativo, nuestro paisano Mario Delgado Carrillo, quienes desde el primer momento hicieron suya la postura presidencial, en el entendido que se trata de la mejor opción para contener más disputas internas que ya se viven en el panorama electivo interno.
Cabe reiterarlo, pues precisamente en tribuna del último Consejo Político Nacional manifesté mi expresa intención de apoyar la propuesta del presidente López Obrador; estamos ante el gran compromiso de ser consecuentes frente a las distintas visiones que existen en torno al proceso interno, por lo cual yo me coloco del lado del pueblo que sí escucha al Presidente, y en consecuencia, yo sí escucho al Presidente, yo sí le hago caso al Presidente.
Sergio Jiménez Bojado
Presidente del Comité Ejecutivo Estatal de MORENA