*Este 10 de octubre, Día Mundial de la Salud Mental, Sarita Salgado, investigadora de la
UdeC, habló de lo importante que es atender la salud mental ante cualquier alteración.
Según información del 2018 de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la
Organización Panamericana de la Salud (OPS), la mayoría de países en el mundo invierte
apenas el 2.8% de su Producto Interno Bruto (PIB) en atención a la salud. A esto se suma el hecho de que no hay registro de las enfermedades mentales, lo que impide tener un amplio panorama de lo que sucede realmente y de que la salud mental ha estado rodeada de tabúes y estigmas; esto provoca que pocas personas busquen ayuda con un profesional.
Sobre el tema, Sarita Salgado Torres, profesora investigadora de la Facultad de
Psicología de la Universidad de Colima, compartió que desafortunadamente hay pocos
recursos económicos para atender este asunto; “sabemos que hay programas muy concretos de salud mental dispuestos por la OMS, que abarcan del 2013 al 2020, donde se generan los indicadores que necesitamos revisar para prevenir, dar atención y mantener la salud mental, pero es muy escaso el presupuesto que se distribuye para esto, a pesar de que se están formando profesionistas que tienen la facultad de atender estas situaciones; sin embargo, vemos algunos cambios en las legislaciones, aunque muy lentos”.
Además, dijo, hay un subregistro de casos, lo que no permite tener un panorama
amplio de lo que sucede en el país; “no hay una evidencia tangible. Desgraciadamente hay muchas alteraciones en la salud mental que quedan sin registrarse. Sabemos que algo está mal por los casos de suicidio, las agresiones o consecuencias de adicciones que se reportan.
Hemos notado en las consulta que los delitos de abuso sexual quedan sin reportarse por los tabúes o las alteraciones que pudieran darse en la familia, y desafortunadamente esto no nos da un panorama epidemiológico real o claro de la información”.
“Lo que sí sabemos –agregó– es que en los países de bajos y medianos ingresos
como el nuestro, del 76 al 85% de personas con trastornos mentales graves no reciben
tratamiento. Según la Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica en Adultos, el
28.6% de los mexicanos de entre 18 y 65 años ha padecido al menos una vez en la vida un trastorno mental y sólo uno de cada cinco recibe tratamiento especializado”.
Por ello, dijo, es importante que las personas contemplen que la salud mental es
igual de importante que la salud física; incluso, tener buena salud mental podría ayudar a sobrellevar enfermedades físicas; “generalmente, las personas creen que la enfermedad es sólo una alteración fìsica y no es así, se sabe que la salud es el equilibrio biopsicosocial y si éste se rompe en una de estas tres esferas: biológica, psicológica o social, la persona puede enfermar. Se necesita romper el estigma social asociado al acudir a un especialista de salud mental, ya que esto priva a la gente de recibir atención integral oportuna. Por lo general, las personas se ocupan del cuidado físico y dejan de lado el aspecto mental”.
“Creo que es importante decirle a las personas que ir al psicólogo o al psiquiatra
ante un cambio, es igual de necesario que aplicarse vacunas para prevenir enfermedades.
Atender la salud mental puede prevenir adicciones, suicidios, violencia y también mejorar
los estilos de vida que nos hagan funcionales y nos permitan disfrutar la vida. Hay muchas personas que podrían estar transitando por estos días con una tristeza prolongada, angustia, y si ofrecemos esta alternativa, las personas pueden llegar a tener una mejor calidad de vida”, agregó.
Sarita Salgado también reconoció que, en ocasiones, es complicado que las personas
por sí mismas noten los cambios que les están afectando, por lo que pidió estar pendientes de nuestros seres queridos, de las reacciones y cambios que se tienen en la vida diaria.
Pasar por un estado de tristeza, de estrés o enojo momentáneo es normal, dijo, “al ser
reacciones naturales del ser humano; sin embargo, cuando estos estados se prolongan o intensifican, se podría tratar de una afectación a la salud mental que vulnera las relaciones familiares, laborales y/o de pareja”.
Por ejemplo, añadió, “la pandemia involucra un cambio en la psique que nos saca de
contexto. Los individuos pueden experimentar tristeza, preocupación, enojo, incertidumbre, pero si poseen o desarrollan recursos para salir adelante, todas estas reacciones emocionales o conductuales son pasajeras y normales; lo dejan de ser cuando persisten en el tiempo, si la intensidad es máxima o causa malestar significativo; es decir, cuando las personas no pueden ir a trabajar por un trastorno de estrés o pánico o cuando, por depresión, dejan de tener ganas de bañarse, de comer, no tienen sueño o incluso piensan en la muerte como solución. Este desequilibrio puede significar una alteración, por eso es importante estar muy atentos a nuestros propios pensamientos, conductas y hábitos”.
Si bien, comentó, existen tabúes o temor de asistir a terapia, la psicóloga dijo que
ellos son profesionales preparados para escuchar las historias de sus pacientes sin emitir juicios, “estamos preparados para escuchar, incluso lo más grave que se imaginen; estamos aptos para que esa información sea tratada con el mayor respeto y confidencialidad. Nuestra misión es tener claro que la persona acude con una sensación de vulnerabilidad y nosotros tratamos de prestar un servicio, de dar apoyo sin juicio”.
Finalmente, dijo que este 10 de octubre, Día Mundial de la Salud Mental, se tiene la
meta de generar conciencia sobre la importancia del cuidado de salud mental, “valdría la
pena que cada uno de nosotros tengamos conciencia y valoremos los recursos con los que estamos constituidos; revisemos nuestros patrones de sueño y alimentación, aprendemos a respirar en situaciones de angustia, practicar actividades físicas y evitar el consumo de sustancias adictivas, para así generar o buscar que se fortalezca nuestra salud mental como base primordial de nuestra estabilidad en cuanto a lo económico, lo social y familiar”.