*“Si no importa el sexo o el género, entonces todo lo que se ha avanzado para las mujeres,
dentro del mundo de los derechos humanos, por ejemplo, se pierde y volvemos a lo que
antes fuimos, que no estábamos nombradas específicamente”, añadió.
Al participar como conferencista central en el Congreso Internacional de Estudios
de Género realizado por la Universidad de Colima, Alda Facio Montejo, jurista, escritora
feminista, autora de varios libros y experta en derechos humanos de las mujeres, pidió no
olvidar que en 1993, en la Conferencia Mundial sobre Derechos Humanos de Viena, las
mujeres finalmente fueron consideradas humanas dentro del derecho internacional; esto es, sujetos de derecho, “que es distinto –comentó– a ser objeto de estudio del derecho”.
Facio Montejo tituló su conferencia “Cuando las mujeres nos hicimos humanas”,
para no olvidar los logros de la conferencia mundial en Viena. En muchos países, dijo, “se
está eliminando la palabra mujer; que no existe el sexo, que todos somos humanos. Sólo
tenemos 27 años de ser humanas y ya nos quieren eliminar del constructo sujeto de
derechos. Si no importa el sexo o el género, entonces todo lo que se ha avanzado para las
mujeres, dentro del mundo de los derechos humanos, por ejemplo, se pierde y volvemos a
lo que antes fuimos, que no estábamos nombradas específicamente”.
En una conferencia que duró más de una hora y que puede verse completa en la
página de YouTube de la UdeC, la activista de origen costarricense narró el gran trabajo
que hicieron las mujeres antes de la conferencia de Viena y sin el apoyo, recalcó, de las
redes sociales y el internet. Ese trabajo inició desde 1989, reuniendo a muchos grupos de
activistas en el mundo; “queríamos demostrar también que el patriarcado era internacional
y ésa era una forma muy clara de demostrarlo; que podía haber mujeres de todo el mundo
que estábamos sufriendo la discriminación y opresión por ser mujeres y que el movimiento
feminista también era internacional”.
Su lucha fue para que se reconociera a las mujeres como humanas, comentó, que se
reconocieran los derechos humanos de las mujeres. El eslogan fue: “Los derechos de las
mujeres son derechos humanos”. Era una lucha importante, recordó, “porque los derechos
de las mujeres no estaban incorporados aún al sistema de derechos humanos de Naciones
Unidas”. Hicieron esa petición a la ONU y reunieron más de 500 mil firmas; además, en la
conferencia de Viena lograron reunir otro medio millón de firmas para conseguir que los
derechos de las mujeres fueran considerados derechos humanos.
Organizaron también tribunales para denunciar las violaciones a los derechos de las
mujeres y que se viera que esas violaciones son violaciones a los derechos humanos. Con
los resultados de esos tribunales (en México se hicieron varios) fueron a Viena, “donde se realizó un tribunal enorme, que duró ocho horas, con testimonios de mujeres de todo el
mundo hablando de las diferentes formas de violencia y violaciones a los DDHH que
sufrimos las mujeres en todo el mundo. Todo esto sin correo electrónico ni redes sociales”.
Pidieron, básicamente, que se reconocieran y declararan los derechos de las mujeres
como derechos humanos y que se declarara la violencia contra las mujeres como una
violación contra los DDHH; “en esos años, la violencia contra las mujeres era una cuestión
privada y no podía ser asumida como una violación a los DDHH, que antes se aplicaban
sólo a violaciones en lo público”. También pidieron nombrar una relatora especial sobre
violencia contra las mujeres, nuevas medidas sobre derechos y necesidades respecto a la
diversidad de mujeres (con discapacidad, indígenas, afro-descendientes…) y que además la
conferencia adoptara una resolución específica o varias resoluciones sobre la necesidad de
un nuevo instrumento de trata y explotación sexual.
Antes del reconocimiento como humanas, dijo, “las mujeres habíamos logrado el
derecho de la ciudadanía y de votar, a ocupar cargos de decisión, a participar en el mercado laboral con salario propio, aunque menor que el de los hombres, y en la educación superior, aunque con muchas discriminaciones y exclusiones en cuanto a los Estudios de la Mujer.
Eso fue muy importante, porque ya para 1993, en la mayoría de universidades importantes
había Estudios de la Mujer. Creo que fue un error haberles cambiado el nombre y llamarlos
estudios de género”.
“¿Por qué es importante el reconocimiento como sujetos de derecho? Porque sin ese
reconocimiento, todos los casos que hemos llevado a la Corte Interamericana de Derechos
Humanos sobre feminicidios, violaciones o falta de acceso a derechos reproductivos, no
hubiera sido aceptado. Se aceptaron porque ya habíamos pasado a ser un sujeto del derecho internacional de los derechos humanos”, comentó.
Como parte de esa lucha, agregó, se reconoció al Comité para la Eliminación de la
Discriminación contra la Mujer (CEDAW) como un instrumento de derechos humanos.
Este comité existía desde 1979, informó, “pero no era un instrumento de DDHH, sino un
instrumento para el avance de los derechos de las mujeres. No era parte del sistema de
derechos humanos de Naciones Unidas. Los derechos humanos son para todas las personas, pero muchas veces, en el discurso, quedaban fuera o no se veían sus especificidades”.
La declaración de Viena, explicó por último, fue importante porque gracias a ella
fue posible lograr que los congresos o parlamentos de los diversos países elaboraran leyes
contra la violencia a las mujeres. En este tema dijo que “las cosas tardan para lograrse. No
hay que decir: ‘ya tengo años de trabajar en esto y no se ha eliminado la violencia; nada
sirve’. No, las leyes contra la violencia sirven, lo que pasa es que no se han implementado
bien y ahora nos toca no tanto transformar las leyes sino transformar a los jueces, la policía y la mente de las personas que siguen creyendo que algo hizo una mujer para que la mataran, algo para que la violaran. Y para cambiar los estereotipos, esa creencia de que las mujeres son culpables de todo, tenemos que ser muy creativas”.