Con una esperanza de vida muy reducida, los pollos pintados de colores llamativos se venden en los mercados latinoamericanos como juguetes para niños.
En México, como en otros países de América Latina, es tradición que los mercados ofrezcan crías de pollo pintadas artificialmente de colores brillantes. Amarillo fosforescente, verde chillón, azul eléctrico, rosa mexicano y rojo encendido son algunos de los tonos favoritos. Poco tiempo después de ser comprados como juguetes, los animales mueren. Esta es la razón.
A los pocos días de romper el cascarón, los pollos en México son rociados con químicos tóxicos para teñirlos de colores poco naturales. Es común que poco tiempo después de este procedimiento sean vendidos como juguetes desechables en los mercados locales. En algunos casos, es común encontrarlos en feria, o afuera de escuelas preescolares, donde es más fácil que los niños puedan verlos y adquirirlos.
Si no mueren a las pocas horas de ser comprados por intoxicación, lo hacen días después, ya que no existe regulación alguna, ni un proceso de adopción para hacerse responsable del ser vivo como un animal de compañía.