Los manglares desempeñan una función clave en la protección de las costas contra la erosión provocada por el viento y el oleaje.
También forman barreras naturales contra los huracanes.
En temporada de lluvias, el manglar de la laguna de Ventanilla tiene comunicación propia con el mar.
A simple vista, los manglares lucen como hileras anchas de árboles con raíces y ramas retorcidas y delgadas, que se entrelazan semisumergidas en las playas, desembocaduras de ríos y lagunas de zonas costeras tropicales y subtropicales. Sin embargo, tras esta maraña de plantas hay mucho por descubrir.
El problema es que este valioso ecosistema está desapareciendo de tres a cinco veces más rápido que el resto de los bosques del planeta, con graves impactos ecológicos y socioeconómicos. Ya que, las estimaciones actuales indican que la cobertura de manglares se ha reducido a la mitad en los últimos 40 años.
Estos son cinco datos que demuestran la importancia de los manglares:
Los manglares apoyan a una rica biodiversidad y proporcionan un valioso hábitat de cría para peces y crustáceos; y la pista de aterrizaje y zonas de anidamiento de gran cantidad de aves. Sus raíces, además, son el refugio de reptiles y anfibios.
Los mangles son árboles que toleran tanto el agua dulce como el agua salada y de los pocos que se han adaptado para vivir en condiciones de inundación.
Este ecosistema puede capturar hasta cinco veces más carbono que otros bosques tropicales. Ya que, sus suelos son sumideros de carbono altamente efectivos.
Es por esta razón que son importantes pulmones del planeta.
Los manglares también actúan como una forma de defensa costera natural contra marejadas, tsunamis, el aumento del nivel del mar y la erosión.
Los bosques de mangles son vitales para muchas especies y para las comunidades de las costas, incluyendo las de América Latina y el Caribe, que cuenta con dos de los cinco países con mayor extensión de bosques de manglar del mundo: Brasil y México.
¿Qué sucedería sino existieran los manglares?
Sin la protección natural que ofrecen los bosques de mangles, 18 millones más de personas sufrirían cada año los impactos de las inundaciones. Solo Vietnam, China, Filipinas, Estados Unidos y México ahorran 57,000 millones de dólares en daños a la propiedad gracias a los manglares que tienen en sus territorios.
Aunque los manglares son complementarios a otras estrategias de reducción de riesgo costero como sistemas de alerta temprana, planificación para que las viviendas no se ubiquen en zonas de alto riesgo, entre otras medidas; y aunque su capacidad de protección también esté limitada por factores como la velocidad de los vientos o la altura del tsunami, estos ecosistemas resultan clave a la hora de definir estrategias para defender las costas, cuidar a las personas que las habitan y construir mayor resiliencia ante los desastres.
“Nuestros ecosistemas naturales suelen ser más valiosos para nosotros de lo que sabemos, y protegerlos beneficiará directamente tanto a las personas como a la naturaleza”, señala el experto Michael Beck, que forma parte de la organización The Nature Conservancy.