Rusia, uno de los mayores emisores de dióxido de carbono (CO2) del Mundo, modifica su discurso para prometer más cambios en la política medioambiental, pero las ONG creen insuficientes las declaraciones oficiales y piden acciones y compromisos más concretos.
“El calentamiento global es un desafío para todo el planeta y una amenaza muy seria para Rusia, donde ya se está saldando con destrucciones y daños para sus habitantes y la economía”, comentó Vasili Yáblokov, observador de Greenpeace en la COP26 en Glasgow.
El cambio climático nunca ha copado portadas en este país, pues hasta hace poco las autoridades restaban importancia a ese fenómeno. Sin embargo, el discurso oficial se ha ido modificando conforme el efecto del cambio de temperatura se hacía cada vez más notable en el país.
Y es que Rusia se caliente 2.5 veces más rápido que el resto del Mundo, un proceso que ha cobrado dimensiones especialmente alarmantes en el Ártico, donde ha comenzado a derretirse el permafrost, que ocupa vastos territorios en ese país.
“Este año Rusia ha cambiado mucho la forma en la que trata el asunto del clima”, apuntó el activista de Greenpeace, quien agregó que pese a la ausencia del líder ruso, Vladímir Putin, en la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, Moscú ha enviado al evento una nutrida delegación de más de 300 personas.
El Gobierno ruso aprobó una nueva estrategia para hacer frente al cambio climático y asegura seguir todos los compromisos adquiridos en el marco de convenios internacionales.
En virtud de ese documento, Rusia pretende “reducir sus emisiones hasta 2050 en un 60% en comparación con los niveles de 2019 y en un 80% desde los de 1990”.
El país destinará entre el 1.5% y el 2% de su PIB para alcanzar ese objetivo durante los años 2031-2050, anunció el primer ministro, Mijaíl Mishustin, al presentar la nueva estrategia.
Además, para 2060, el país, considerado a día de hoy como el cuarto más contaminante del Mundo, planea lograr la neutralidad de carbono.
“Hay que adaptar la economía para los desafíos que encaramos y aprovecharlos para realizar los cambios tecnológicos que se requieren”, explica el experto de Greenpeace.
nota publicada por efe