*“Si el propósito es usar un vestido chico para un evento en unos meses, se trata de un
propósito endeble, porque pensarás que un vestido no es una gran motivación para
levantarte todas las mañanas temprano a hacer ejercicio”: Mónica López.

Si vinculamos nuestros propósitos de año nuevo con valores o metas superiores,
más allá de bajar de peso o ahorrar para la compra de un bien material, la probabilidad de
sentir que somos incapaces de lograr algo puede evitarse, “porque generalmente los planes
de inicio de año se enfocan en ideales que vemos en las redes sociales y en la publicidad;
esto es, en aspectos que no tienen que ver con nosotros”.

Esto lo recomendó la profesora-investigadora de la Facultad de Psicología de la
Universidad de Colima, Mónica Odette López Barbosa, al reflexionar sobre los
sentimientos de incompetencia que genera el plantearse listas de propósitos cada nuevo
año, con metas y objetivos que conforme pasan los días, semanas o meses, no se alcanzan; “incluso, algunos propósitos ni siguiera serán iniciados”, aseguró la profesora.
Dijo que las personas, en algún momento del año reflexionan, revisan y se dan
cuenta que abandonaron sus propósitos, “lo que puede reafirmar la idea de que son
incompetentes o que no son capaces de cumplir los que se proponen, y cada año se presenta este círculo vicioso”. En consecuencia, añadió, “cuando las personas tienen poca confianza en sí mismas es poco probable que inicien acciones, porque saben que van a fracasar”.

En México, comentó, se estima que hay una inversión mayor a los 4 mil millones de
dólares anuales en publicidad; “particularmente en los últimos dos años, con este
aislamiento, la publicidad se volcó con mayor fuerza que nunca en los medios digitales y
redes sociales”. Esta publicidad, continuó, “está bien organizada, enfocada a los diferentes
públicos y vende sueños. Muchas de estas ideas no son nuestras ni tienen que ver con
nuestras vidas, sino con el objetivo que busca esa publicidad. Entonces compramos sueños
ajenos”.

Conforme transcurren las semanas y los días, reflexionó, “nos damos cuenta de que
son incompatibles estos objetivos, porque no tenemos el dinero ni es factible que tengamos
la apariencia o vida que nos han dicho esos medios que son las adecuadas para ser felices, y terminamos por abandonar tales propósitos”.

Mónica Odette, doctora en psicoterapia humanista con entrenamiento en atención
psicológica en situaciones traumáticas y de suicidio, propuso hacer primeramente una pausa antes de pensar que somos incapaces o que estamos fallando. Después “debemos revisar si la lista de propósitos anuales tienen que ver en realidad con nosotros o no. Una vez depurada esa lista, recomiendo aplicar la ciencia y responder los quién, cómo, quiénes,
dónde, cuándo y para qué”.

Lo central, destacó, es vincular los propósitos con objetivos superiores para que sea
más posible lograrlos. Dio el ejemplo de la apariencia física. En vez de pensar sólo en bajar
de peso, pidió vincular los temas de la comida con el logro de una buena salud, “con la idea
de ser independientes, de alcanzar a conocer a los nietos, de poder movernos hasta que
seamos adultos mayores, más si en la familia hay herencia de enfermedades crónicas”.

“Cuando vinculas el propósito a un objetivo superior -recalcó- ya no lo olvidas y es
más probable que rechaces aquello que te hace daño y que te levantes cada mañana a hacer ejercicio. Si el propósito es usar un vestido chico para un evento en unos meses, se trata de un propósito endeble, porque pensarás que un vestido no es una gran motivación para levantarte todas las mañanas temprano a hacer ejercicio y dejar de comer lo que te gusta. Mejor usarás una talla más grande”.

Por último, Mónica López señaló que debemos tener metas en la vida que sean
claras y se lleven a cabo; “es muy importante porque eso nos hace avanzar genuinamente,
así como alcanzar y desarrollar nuestro potencial”.

Por Noticias