Atene Durán impartió un taller a personal de Comunicación Social.
Para actualizarse en temas de género, integrantes de la Coordinacion General de
Comunicación Social d la Universidad de Colima tomaron de manera virtual el Taller de
lenguaje no sexista e incluyente, que impartió la especialista en estudios de la mujer y
directora de Atención a Víctimas en la Unidad de Género de la Secretaría de Gobernación,
adscrita a la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres
(CONAVIM), Atene Durán.
Para Vianey Amezcua Baraja, responsable de esta coordinación, el taller “permitirá
contar con más y mejores herramientas a quienes realizan el trabajo de comunicación, para
que puedan ayudar en el proceso de conseguir la igualdad en la sociedad”. También agradeció al Centro Universitario para la Igualdad y los Estudios de Género, quien gestionó este taller.
En su exposición, Atene Durán dijo que “la discriminación, la desigualdad social y la
violencia inician con el lenguaje” y que este taller “es un primer acercamiento para entrar más de lleno en el uso del lenguaje no sexista e incluyente. El uso de un lenguaje no sexista tiene cuestiones puntuales cuando se habla en la comunicación audiovisual, publicidad y marketing”.
Definió al sexismo como “la asignación de valores, capacidades y roles distintos para
hombres y mujeres, en función exclusivamente de su sexo y de las caracterizaciones de su
género que imperen en la sociedad, pero jerarquizándolas, de manera que resulte menos
importante aquello que hacen, dicen y creen las mujeres, que el sistema de valores y
comportamientos de los hombres”.
En ese sentido, el sexismo lingüístico es, dijo, “la discriminación que se realiza
cuando se construyen mensajes que discriminan, subordinan, desvalorizan o invisibilizan el
papel de la mujer”.
Durante el taller, presentó conceptos y ejemplos de la construcción social del género,
como características, recursos, valores, estereotipos y roles atribuidos a hombres y mujeres a partir de características físicas como sexo (heteronormativa binaria), y que excluyen otras identidades de género y orientaciones sexuales.
Expuso que “el sexismo discrimina, subordina, desvaloriza e invisibiliza el papel de la
mujer, por lo que el reto es entender por qué es necesario modificar nuestra forma de hablar, de comunicarnos y utilizar el lenguaje. Debemos estar conscientes de que en cada palabra que decimos hay un sentido connotativo que nos da otros elementos de reproducción cultural, por ello es importante hacerlas visibles en lo cotidiano para romper esa rigidez”.
Agregó que la redacción con sensibilidad de género “no debe tener un efecto negativo
en la legibilidad y comprensión de un texto”, y que “se pueden utilizar expresiones neutrales de género, cambiar la estructura de una frase y usar pares femeninos y masculinos (los y las), entre otras acciones.
También recomendó, para presentaciones gráficas y audiovisuales, mantener el
equilibrio numérico entre el uso de imágenes de hombres y mujeres, evitar el uso exclusivo
de imágenes de mujeres en actividades pasivas o dependientes, no utilizar a las mujeres como objetos o símbolos de belleza y ofrecer imágenes que muestren la diversidad de las personas en cuanto a su color de piel, estatura, cultura, complexión, entre otras.
Por último, recomendó una amplia bibliografía para el uso de un lenguaje no sexista,
incluyente y con perspectiva de género, así como el marco jurídico y las convenciones y
declaraciones nacionales e internacionales al respecto.