Las autoridades texanas admiten que una decisión equivocada demoró su actuación en la escuela de Uvalde. El asesino disparó más de 100 veces. Los niños llamaron al teléfono 911 pidiendo ayuda pero la veintena de agentes que había en el pasillo no intervinieron.

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El asesino de la escuela primaria de Uvalde disparó más de 100 veces dentro de los salones de clases mientras cada vez más policías se amontonaban en un pasillo sin intervenir, según explicaron este jueves las autoridades texanas en una conferencia de prensa.

El comandante al mando de la operación consideró que el tirador se había atrincherado en un aula en el que no había niños, agregaron, lo que pudo demorar la intervención hasta la llegada de refuerzos.

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Mientras, los niños estaban llamando al número 911 de emergencias alertando en susurros a los operadores de que estaban encerrados en el aula. Cuando al fin fue abatido el asesino, una hora después del inicio del tiroteo, las autoridades encontraron los cadáveres de 19 niños y dos maestras.

“Fue una decisión errónea, muy errónea”, admitieron este viernes las autoridades, “habría que haber entrado de inmediato”.

“Creyeron que teníamos tiempo, que no había niños”, admitieron al fin tras varios días de contradicciones e información falsa. Además, deslizaron que ese error pudo costar vidas porque había niños heridos que necesitaban ayuda médica cuanto antes para sobrevivir.

Eran las 11:28 am del martes cuando la camioneta Ford del asesino se estrelló en una zanja detrás de la escuela de Texas y el conductor salió portando un rifle estilo AR-15.

12 minutos después, según las autoridades, el tirador, de 18 años, entró en los pasillos de la escuela primaria Robb y se dirigió a un aula de cuarto grado, donde mató a 19 estudiantes y dos profesoras.

Pero no fue hasta las 12:58 pm que las conversaciones de radio de las fuerzas de seguridad dijeron que el asesino había sido abatido y que el asedio había terminado.

Lo que ocurrió en esos 90 minutos, en un barrio de clase trabajadora cerca de las afueras de la ciudad de Uvalde, ha alimentado la creciente ira pública y el escrutinio sobre la respuesta de las fuerzas del orden a la matanza del martes.

“Dicen que entraron corriendo”, aseguró Javier Cazares, cuya hija de cuarto grado, Jacklyn Cazares, murió en el ataque, y que corrió a la escuela mientras se desarrollaba la masacre. “No vimos eso”.

El jueves en una sesión informativa convocada por los funcionarios de seguridad de Texas para aclarar la cronología del ataque, se proporcionaron trozos de información hasta entonces desconocida. Pero cuando terminó, aumentó las inquietantes preguntas que rodean el ataque, como el tiempo que tardó la policía en llegar al lugar de los hechos y enfrentarse al pistolero, y el hecho de que aparentemente no se cerrara la puerta de la escuela por la que entró.

Después de dos días de dar información a menudo contradictoria, los investigadores dijeron que un agente de policía del distrito escolar no estaba dentro de la escuela cuando llegó Ramos y, en contra de sus informes anteriores, el agente no se había enfrentado a Ramos fuera del edificio.

En su lugar, esbozaron una línea de tiempo notable por los retrasos inexplicables de las fuerzas del orden.

Después de estrellar su camión, el asesino disparó contra dos personas que salían de una funeraria cercana, dijo Escalon. A continuación, entró en la escuela “sin obstáculos” a través de una puerta aparentemente sin cerrar, alrededor de las 11:40 de la mañana.

Pero los primeros agentes de policía no llegaron al lugar hasta 12 minutos después del choque y no entraron en el colegio para perseguir al tirador hasta cuatro minutos después. Dentro, fueron rechazados por los disparos del atacante y se pusieron a cubierto, dijo Escalón.

El tirador seguía dentro a las 12:10 pm cuando llegaron los primeros agentes del Servicio de Alguaciles de Estados Unidos. Habían corrido a la escuela desde casi 70 millas (113 kilómetros) de distancia en la ciudad fronteriza de Del Río, dijo la agencia en un tuit el viernes.

La crisis llegó a su fin después de que un grupo de agentes tácticos de la Patrulla Fronteriza entrara en la escuela a las 12:45, aseguró el portavoz del Departamento de Seguridad Pública de Texas, Travis Considine. Se enzarzaron en un tiroteo con el pistolero, que estaba atrincherado en el aula de cuarto grado. Momentos antes de la 1 de la tarde, estaba muerto.

Escalon dijo que durante ese tiempo, los oficiales pidieron refuerzos, negociadores y equipos tácticos, mientras evacuaban a los estudiantes y profesores.

Ken Trump, presidente de la empresa consultora National School Safety and Security Services, dijo que la duración de la línea de tiempo planteaba dudas.

“Basándose en las mejores prácticas, es muy difícil entender por qué hubo algún tipo de retraso, especialmente cuando se informa de que se tardó 40 minutos o más en neutralizar al tirador”, dijo.

Muchos otros detalles del caso y de la respuesta siguen siendo oscuros. El motivo de la masacre -el tiroteo escolar más mortífero del país desde el de Newtown, Connecticut, hace casi una década- seguía siendo objeto de investigación, y las autoridades dijeron que el asesino no tenía antecedentes penales ni de salud mental.

Durante el asedio, los espectadores frustrados instaron a los agentes de policía a cargar contra la escuela, según los testigos.

“¡Entren ahí! Entren ahí!”, gritaban las mujeres a los agentes poco después de que comenzara el ataque, dijo Juan Carranza, de 24 años, que observaba la escena desde el exterior de una casa al otro lado de la calle.

Carranza aseguró que los agentes deberían haber entrado antes en la escuela: “Había más de ellos. Sólo había uno”.

El jefe de la Patrulla Fronteriza, Raúl Ortiz, no dio una línea de tiempo, pero dijo en repetidas ocasiones que los oficiales tácticos de su agencia que llegaron a la escuela no dudaron. Dijo que se movieron rápidamente para entrar en el edificio, alineándose en una “pila” detrás de un agente que sostenía un escudo.

“Lo que queríamos es asegurarnos de actuar con rapidez, actuar rápidamente, y eso es exactamente lo que hicieron esos agentes”, dijo Ortiz a Fox News.

Pero un funcionario de las fuerzas del orden dijo que, una vez en el edificio, los agentes tuvieron problemas para forzar la puerta del aula y tuvieron que conseguir que un miembro del personal abriera la habitación con una llave. El funcionario habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado a hablar públicamente sobre la investigación.

El portavoz del Departamento de Seguridad Pública, el teniente Christopher Olivarez, contó a CNN que los investigadores estaban tratando de establecer si el aula estaba, de hecho, cerrada con llave o atrincherada de alguna manera.

Cazares dijo que cuando llegó, vio a dos oficiales fuera de la escuela y a unos cinco más escoltando a los estudiantes fuera del edificio. Pero pasaron 15 o 20 minutos antes de la llegada de los agentes con escudos, equipados para enfrentarse al pistolero, dijo.

Cuando más padres acudieron al colegio, él y otros presionaron a la policía para que actuara, dijo Cazares. Oyó unos cuatro disparos antes de que él y los demás recibieran la orden de volver a un aparcamiento.

“Muchos de nosotros discutíamos con la policía: ‘Todos tienen que entrar ahí. Todos tienen que hacer su trabajo’. Su respuesta fue: ‘No podemos hacer nuestro trabajo porque ustedes están interfiriendo’”, agregó Cazares.

En cuanto al agente escolar armado, conducía cerca pero no estaba en el campus cuandoel aseino estrelló su camioneta, según un funcionario de las fuerzas del orden que no estaba autorizado a hablar del caso y habló bajo condición de anonimato.

Los investigadores han llegado a la conclusión de que el agente escolar no estaba situado entre la escuela y Ramos, por lo que no pudo enfrentarse al tirador antes de que entrara en el edificio, dijo el funcionario de las fuerzas del orden.

Michael Dorn, director ejecutivo de Safe Havens International, que trabaja para que las escuelas sean más seguras, advirtió que es difícil tener un conocimiento claro de los hechos poco después de un tiroteo.

“La información que tenemos un par de semanas después de un suceso suele ser bastante diferente de la que obtenemos en el primer o segundo día. E incluso eso suele ser bastante inexacto”, afirmó Dorn. En el caso de los sucesos catastróficos, “suelen pasar entre ocho y doce meses antes de que se tenga realmente una imagen decente”.

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