El grito “el 10 de junio no se olvida” resonó fuerte en el Museo Palacio de Colima este viernes, en el marco de la conmemoración por el aniversario 51 del crimen de Estado, conocido como “El Halconazo”.

Así se rememoró aquella página negra en la historia de México, cuando más de 120 jóvenes universitarios fueron reprimidos y brutalmente asesinados en la Ciudad de México, por manifestarse para exigir respeto a la autonomía de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL).

La Subsecretaría de Cultura del Gobierno del Estado de Colima, en coordinación con el Programa Nacional de Salas de Lectura, realizó el evento “Lluvia de Lecturas: El 10 de junio no se olvida”, con el objetivo de coadyuvar al fortalecimiento de la vida democrática de Colima y la preservación de la memoria histórica del país.

Coordinados por Gabriel Martínez Fermín, enlace estatal del Programa Nacional de Salas de Lectura, un grupo de narradoras y narradores orales leyeron textos para recordar el legítimo movimiento de los estudiantes de diferentes universidades públicas y la represión de la que fueron víctimas, ante la mirada cómplice de un Estado opresor y antidemocrático de aquella época.

Además, la compañía de teatro “Código de Barras” presentó un fragmento de la obra “Conmemorantes”, para honrar a decenas de jóvenes que perdieron la vida, cobardemente masacrados por exigir la democratización y la autonomía de las universidades públicas.

El director general de Cultura, Miguel Olmedo Valle, acudió en representación del subsecretario de Cultura, Emiliano Zizumbo Quintanilla.

Con el apoyo total a estos eventos y manifestaciones artísticas, la administración estatal que encabeza la gobernadora Indira Vizcaíno Silva, reafirma su compromiso con las luchas a favor de los procesos democráticos y al mismo tiempo se avanza en el objetivo de garantizar que los espacios públicos y culturales no vuelvan a ser privilegios para unos cuantos, ni se conviertan de nuevo en escenarios para la censura, sino que, detonen procesos de transformación constante, convirtiéndose en lugares en los que todas y todos los colimenses encuentren un medio para la expresión artística y el diálogo que ayude a generar una cultura de paz.

Nunca antes, en un recinto como el antiguo Palacio de Gobierno de Colima, las voces de protesta, los discursos para exigir justicia y las y los ciudadanos en pie de lucha habían encontrado un espacio seguro para manifestarse.

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