*Mónica Odette explicó las diferencias entre las conductas de autolesión y el intento de suicidio.
Durante una semana, personal de la delegación Manzanillo de la Universidad de
Colima participó en el taller “Formación de agentes de salud mental no especializados, con
énfasis en la prevención del suicidio”, que impartió la Dra. Mónica Odette López Barbosa
como parte de las Jornadas Académicas 2022.
En dicho taller, la especialista explicó las diferencias entre las conductas de
autolesión y el intento de suicidio. De este último destacó que es muy importante estar
alerta, pues es multifactorial. En este caso, “las personas quieren terminar con su vida no
como un deseo latente de morir, sino que conceptualizan la muerte como la alternativa o
una salida a la problemática, entorno o situación incapaz de sobrellevar en la que se
encuentran.
Además, se realizaron dinámicas para detectar señales, comportamientos y acciones
que puedan poner en relieve una idea o acción potencial de suicidio, así como ejercicios de
comunicación para acercarse a las personas que presentan o expresan estas conductas y así
poder canalizarlas a la ayuda necesaria.
Durante el arranque del taller, Ana María Gallardo Vázquez, delegada en
Manzanillo, expresó que siempre es gratificante poder contar con el catálogo diverso de las
Jornadas Académicas, “ya que es una oportunidad de desarrollo para el personal, que
impacta no sólo en sus actividades escolares, sino que permea en todos los niveles o esferas
derivando en un desarrollo integral”.
En entrevista, Mónica Odette López Barbosa dijo que este taller está dirigido a todo
el personal escolar “independientemente de su función, y aunque no esté especializado en
educación mental tiene un papel relevante para la detección y reducción del riesgo suicida”.
Indicó que “una de las cosas que debe aprenderse es evitar el ver como normal algo
que en realidad está mal; por ejemplo, al normalizar los cambios de carácter y
comportamiento se quita la posibilidad de ver si algo está bien o mal, además de que al
ensimismarse en las acciones y deberes diarios, se deja de tener contacto visual con las
personas y con la oportunidad de detectar los cambios que son señales de riesgo”.
Recalcó, por último, que la función de las y los participantes no es convertirse en
confidentes o psicólogos sino en observadores, y detectar si alguien está teniendo
problemas “para acercarse entonces y evaluar riesgos, acompañar y brindar la ayuda
correcta derivando después a las personas a los especialistas correspondientes; necesitamos
tener ojos en las aulas y pasillos para detectar señales de riesgo en los estudiantes”.