*Como parte de la conferencia ENTENDER, se realizó en la UdeC el pánel
“Neurodiversidad y educación superior: redes de apoyo y protocolo”.


“Neuro diversidad y educación superior: redes de apoyo y protocolo”, fue el título
del pánel en el que participaron los profesores de la Universidad de Colima Carlos Eduardo
Monroy Galindo, Norma Moy López, Susana Aurelia Preciado Jiménez y Enrique Barrios
Navarro, en el marco de la conferencia final del Proyecto ENTENDER “Neurodiversidad
en Educación Superior: Desafíos y oportunidades”, que tuvo como sede la casa de estudios
colimense.


Carlos Monroy dijo que la inclusión no es un asunto sencillo o inmediato, sino que
se tienen que ajustar todos los procesos educativos institucionales, las aulas y casas;
“implica cambiar la cultura, entender que no estamos hablando de una discapacidad, una
enfermedad, alteración o daño, sino de personas con derecho a la educación; lo que importa
es que estas personas tengan acceso a la educación, y eso tiene que ver con cultura”.


Una vez que el Proyecto ENTENER ingresó a las universidades, continuó, el
concepto de atención a la neurodiversidad se quedó y en automático cambió lo que tiene
que ver con la educación e inclusión. Sin embargo, aclaró que se trata de “un proceso
permanente, dinámico y gradual”, y que “la idea consiste en incorporar redes de apoyo
donde se reúnan personas con intereses comunes para que colaboren en la construcción de
objetivos comunes, se sientan bien, tranquilos, seguros y acompañados en el proceso”.


Los elementos básicos para el éxito de dichas redes de apoyo, concluyó, “consisten
en definir clara y concretamente los objetivos, elegir a sus actores, la coparticipación, el
consenso, la horizontalidad en el diseño, el plan de acciones y coordinación eficientes, la
actitud proactiva, el acuerdo previo sobre las reglas del juego y el uso de resultados,
esquemas de financiamiento y apoyo institucional claro y aceptado por los asociados”.


En su turno, Norma Moy comentó que en la UdeC trabaja para detectar estudiantes
con una condición de neurodiversidad; las y los jóvenes “han empezado a preguntarse si
tienen una situación que necesita atenderse de manera diferente; el profesorado ha prestado
más atención a este tipo de situaciones y ha solicitado capacitación y entrenamiento”.


Agregó que el orientador educativo es la persona más cercana a las situaciones
personales del estudiante, razón por la cual tiene que saber cómo trabajar e intervenir en
aspectos no solamente relacionados con lo académico sino también con lo social. Aquí
habló de los llamados Enlaces, personas que reciben capacitación para identificar posibles
señas o síntomas de neurodiversidad.

Dichos Enlaces, continuó, “son orientados por un grupo de especialistas en
Pedagogía, Psicología, Trabajo Social y Educación Especial; cuando se presenta un caso,
trabajamos en conjunto para ver cuáles son las alternativas y habilidades que el estudiante
tiene y darle orientación”.


Susana Aurelia Preciado comentó que la UdeC trabaja en un protocolo sobre el
tema desde el 2020 y que se continúa con la capacitación. El protocolo busca, continuó,
“que todos los que estamos en la universidad podamos explicar cómo ofrecer atención
técnica-pedagógica para el proceso de enseñanza-aprendizaje en la neurodiversidad”.


Posteriormente, Enrique Barrios comentó que no existe en el sector salud un
programa para detectar personas con neurodiversidad: “Mi experiencia en Colima con
relación a la identificación de este tipo de personas, es que la Secretaría de Educación
Pública irregularmente la hacía a través de un departamento de educación especial, que
aglomeraba a todos los alumnos con alguna neurodiversidad, y la atención no era de
manera personalizada sino que se formaban grupos”.


En Colima, dijo, desafortunadamente la mayoría de las personas con
neurodiversidad no se diagnostican y si esto se hace es en etapas muy tempranas; se les
atienden en la infancia y después se olvidan; “llegan a la universidad con un diagnóstico ya
establecido, pero pasaron seis o siete años sin tratamiento; esto implica un problema porque
el comportamiento y la actitud pueden ser algo ya establecido y enfrentarse a algo diferente
lleva a situaciones de conflicto”.


Además, finalizó, la universidad tiene grandes oportunidades porque es responsable
de la educación media superior y podría diagnosticar casos de neurodiversidad; “los
protocolos se deben implementar, llevar a cabo seguimiento y asociarse con los sectores de
salud correspondientes para dar el tratamiento adecuado a estos estudiantes; sólo son
personas diferentes en su forma de aprender, nuestra obligación es llevarlos por ese camino
de aprendizaje y que sean gente de bien para nuestra sociedad”.

Por Noticias