*“Tener un ahorro del 30 por ciento es lo más sano y es mejor si se tiene uno del 50, pero
las realidades son diversas; no podemos pensar que todos tenemos la misma capacidad de
ahorro, es una tristeza, pero también una realidad”: Dr. Benjamín Vallejo.
Enero es un mes complicado en cuanto a finanzas personales debido no sólo al
posible incremento en el precio de algunos servicios y productos, sino también a los gastos
que realizan las personas en diciembre, muchos de los cuales suelen ser excesivos, de ahí
que exista la frase “cuesta de enero”, en la que se suele recurrir a préstamos, empeños y
pagos con tarjetas de crédito. ¿Cómo puede prevenirse esta situación?, y si ya se está en
ella, ¿cómo enfrentarla de una mejor manera?
Sobre el tema, el Dr. Benjamín Vallejo Jiménez, profesor-investigador de la
Facultad de Economía de la Universidad de Colima compartió algunas recomendaciones.
La cuesta de enero, dijo, se da por dos razones: debido a la inflación que se acelera en
noviembre y diciembre, “y por la que al llegar a enero se tiene una sensación de que todo
está muchísimo más caro, que además sí puede ser el caso”, y por el mal manejo de las
finanzas personales.
El riesgo de este fenómeno económico, explicó, no llega precisamente el primer
mes del año sino desde meses anteriores, “cuando sabemos que tendremos un ingreso extra,
y en el frenesí de diciembre queremos cumplir con las expectativas y se nos pasa la mano
con los gastos”.
La idea para evitar estos gastos excesivos “es determinar qué compras son
necesarias y no hacer aquellas que tengamos que pagar por varios meses y estén fuera de
los gastos básicos; si vamos a comprar o sustituir un electrodoméstico, buscar que no incida
en el incremento del gasto de energía eléctrica, por ejemplo; además, las compras con
tarjetas de crédito a meses sin intereses, no deben pensarse como una manera de hacernos
de cosas más rápido, sino como una herramienta para comprar lo necesario”.
Propone también ahorrar al menos el 20 por ciento del aguinaldo, “esto nos ayudará
a sobrellevar los compromisos que pudieran darse al inicio de año, ya que no hay bonos en
muchos casos sino hasta marzo, con el reparto de utilidades”. De poder cubrir los gastos
extraordinarios de este periodo con lo ahorrado, agregó, “lo sano sería que con las
siguientes entradas de dinero se pudiera seguir teniendo un determinado ahorro para poder
de nuevo ir administrando y cubriendo los gastos extras”.
Si la gente tiene varias deudas y también este ahorro, comentó que “en un sentido
estrictamente financiero, primero hay que pagar la deuda más cara, que pueden ser las
tarjetas de crédito, los préstamos en efectivo, automotrices o hipotecarios, de esa manera
sigues generando tus ingresos y puedes comenzar a pagar el resto, sin perder tanto dinero
en el ir de los días”.
Si se tienen demasiadas deudas “habría que pagar primero las pequeñas; dentro de la
economía de las finanzas se tiene claro que las emociones, la sensación de estar abrumados
ante muchas deudas cansa y frustra tanto que genera un problema de impago en el futuro;
entonces, si les estresa tener muchas deudas, quizás deberían de reducir la cantidad de
deudas, pagarlas y después solo enfocarse en las más grandes y costosas” dijo.
Una parte del aguinaldo, comentó, “podría destinarse a pagar estas deudas y así
aminorar los gastos de enero, pero de nuevo, el riesgo de la cuesta de enero no es cubrir los
gastos estando ya en enero, sino evitar los gastos extraordinarios en diciembre; el 20 por
ciento de ahorro es para administrarlo y cubrir esas situaciones excepcionales, mientras que
el costo de vida no se incremente por una serie de decisiones relacionadas con deseos y
expectativas fuera de la realidad”.
Finalmente, para el doctor en Ciencias Económicas “tener un ahorro del 30 por
ciento es lo más sano y es mejor si se tiene uno del 50, pero las realidades son diversas; no
podemos pensar que todos tenemos la misma capacidad de ahorro, es una tristeza, pero
también una realidad”.