*“En 2021 ya habíamos registrado la pérdida de 223 colmenas, y en 2022 la situación se
agravó con un ecocidio documentado. Este año, lamentablemente, hemos vuelto a enfrentar
una crisis similar”: Elvira Silva, investigadora
La Universidad de Colima (UdeC) ha tomado un papel destacado en la búsqueda de
soluciones para la crisis de mortandad de abejas que golpea al estado. Con esta
intervención, realizada de manera estrecha y coordinada con apicultores y autoridades, la
institución busca contribuir a la eliminación de un problema que ya alcanzó dimensiones
regionales, nacionales e internacionales
En el taller “Protocolo de abejas provocadas por la aplicación de plaguicidas y
estrategia de cumplimiento institucional”, celebrado este fin de semana en el auditorio de la
Facultad de Ciencias Biológicas y Agropecuarias de la UdeC, la investigadora Elvira Silva
y al Dr. José Manuel Palma García presentaron sus hallazgos sobre este grave problema.
El evento, encabezado por la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales
(Semarnat), ofreció un panorama detallado de la situación.
Silva detalló la magnitud del problema. “La mortandad de abejas en Colima no es
un asunto nuevo. En 2021 ya habíamos registrado la pérdida de 223 colmenas, y en 2022 la
situación se agravó con un ecocidio documentado. Este año, lamentablemente, hemos
vuelto a enfrentar una crisis similar”.
Los datos recogidos entre el 16 de julio y el 23 de agosto de 2022 revelan que 1 mil
131 colonias de abejas, en 20 apiarios, fueron colapsadas. Este colapso se relaciona de
manera fuerte y consistente con cultivos de palma enana de coco.
Uno de los puntos más preocupantes mencionados por Silva fue la normalización de
la pérdida de colmenas por parte de los apicultores. “En nuestras reuniones con los
agricultores, nos dimos cuenta de que ellos asumen como algo normal la pérdida de entre el
10 y el 20% de sus colonias,” explicó. “Esto no es normal. La pérdida de 5 o 6 colmenas de
30 en un apiario no debe ser aceptada como parte del costo habitual de su trabajo.”
Informó que la Universidad de Colima ha jugado un papel fundamental en la gestión
de recursos para los análisis de estas muertes, que incluyeron más de 30 pruebas a un costo
de entre 5 y 6 mil pesos cada una. Silva destacó que: “gestionamos los recursos para el
pago de los análisis, y parte de esos fondos provinieron del apoyo de un diputado local. Fue
una colaboración clave para asegurar que pudiéramos obtener resultados precisos.”
Además, la Universidad facilitó la comunicación entre los apicultores y las
autoridades, organizando reuniones y proporcionando orientación técnica sobre la toma de
muestras y documentación de casos. “Nuestro objetivo fue asegurar una comunicación
efectiva y documentar todos los aspectos del problema para implementar soluciones
adecuadas,” agregó Silva.
También se llevaron a cabo actividades educativas con estudiantes de agronomía y
biología, para fomentar un entendimiento más profundo sobre los impactos de los
agroquímicos en las abejas.
Otras acciones promovidas por la UdeC son la búsqueda de una regulación más
estricta sobre el uso de plaguicidas y la promoción de alternativas agroecológicas, como
cercos vivos y la revegetación con especies que ofrezcan néctar y polen a las abejas. “Es
crucial que continuemos promoviendo prácticas agrícolas sostenibles y realizando
investigaciones para comprender mejor los efectos de los agroquímicos en nuestro
ecosistema,” concluyó Silva.
La labor de la Universidad de Colima, dijo para terminar, muestra cómo la academia
puede intervenir eficazmente en la resolución de problemas medioambientales, trabajando
de la mano con distintos actores para lograr soluciones duraderas. Pero la vigilancia
continua y el compromiso con la mejora de las prácticas agrícolas son esenciales para
prevenir futuros ecocidios y proteger la biodiversidad del estado.