*Abraham Elías, director de la agrupación, señaló que Xochipilli busca conectar con las
profundas raíces culturales de nuestro país. “Es un proyecto que afortunadamente ha
contado con el apoyo de la Universidad de Colima”.
Con música de compositores nacionales como Carlos Chávez, así como de Colima,
entre los que se encuentran Gilberto Moreno y Andrés Olmos, se presentó este fin de
semana, en el Teatro Universitario “Cnel. Pedro Torres Ortiz”, el ensamble de alientos y
percusiones Xochipilli, integrado por estudiantes y docentes del Instituto Universitario de
Bellas Artes de la Universidad de Colima, bajo la dirección de los maestros Abram Elías y
Felipe Avalos.
Entrevistado sobre esta propuesta musical, Abraham Elías señaló que Xochipilli
busca conectar con las profundas raíces culturales de nuestro país. “Es un proyecto que
afortunadamente ha contado con el apoyo de la Universidad de Colima. Se han sumado
estudiantes de bachillerato, licenciatura, docentes, e incluso jubilados que participaron en el
jardín sonoro que dio la bienvenida a los asistentes, previo al concierto principal”.
Resaltó la actitud abierta y receptiva de las y los estudiantes de música del IUBA al
trabajar con la música y los instrumentos propios de las raíces culturales de México. “Es
importante que conozcan esto ahora que son jóvenes, para que sigan creando nuestra
música. No es que no veamos lo que se hace, por ejemplo, en Europa, pero aportando desde
nuestra tradición podemos crear propuestas innovadoras e interesantes”.
Comentó que, si bien existen grandes compositores nacionalistas como Óscar
Chávez y Blas Galindo, “en general los músicos mexicanos hemos tardado mucho en
componer para nuestros instrumentos tradicionales. Ésa es la propuesta de Xochipilli, que
esperamos poder llevar a otras latitudes aprovechando las plataformas digitales, y
estaremos anunciando una próxima presentación en nuestras redes sociales”, concluyó.
Sobre su participación en este concierto, el compositor colimense Gilberto Moreno
señaló que, además de su obra Chuchumi, que fue interpretada como parte del programa,
tuvo también una colaboración con la propuesta del jardín sonoro que busca, dijo, “ser un
puente sonoro entre la agitada vida urbana de la que vienen los espectadores y el recinto
donde se realiza el concierto”.
“La obra de mi autoría -dijo-, que se tocó en el jardín sonoro (afuera del teatro)
como la ejecutada dentro del recinto, es la misma y proviene de una palabra en akateko
(lengua y grupo étnico originario de Guatemala), que hace referencia al lugar al que se llega
cuando se mira profundamente al vacío”.
Como parte del concierto, destacó la intervención del bailarín Rafael Hernández,
con su coreografía “El danzante”. El evento fue organizado por la Dirección General de
Difusión Cultural de la Universidad de Colima.