Primero decir que el bostezo es contagioso, a veces ni siquiera es necesario ver a alguien bostezar para empezar a hacerlo, con una simple foto de alguien bostezando, se nos contagiará el bostezo, es más, de tanto escuchar la palabra bostezo en este bostezo, digo, párrafo, ya te dieron ganas de bostezar ¿no?
Lo cierto es que la razón por la cual bostezamos sigue siendo un misterio, aunque un nuevo estudio ha revelado en que nos ayuda bostezar.
“PODEMOS ENVIAR HOMBRES FUERA DEL PLANETA PERO NO PODEMOS ENCONTRAR LA RAZÓN DE PORQUÉ BOSTEZAMOS”
Unos investigadores se han puesto manos a la obra para darnos -según parece indicar- la verdadera razón de porqué bostezamos.
Gary Hack y Andrew Gallup proponen que al bostezar se expanden y contraen las paredes del seno maxilar para “ventilar al cebrero.” Esto lo hace para regular su temperatura ya que el cerebro, como cualquier otro musculo, necesita tener una buena temperatura para funcionar correctamente. Recordemos que el maxilar es una de las cuatro cavidades más grandes en las cabezas humanas.
¿Esta será la teoría definitiva?
Pues parece que sí, ya que una teoría fundamenta a la otra, lo que quiere decir que ya sabemos para qué tenemos senos nasales. “Es una teoría unificada donde se explica el motivo de los bostezos y el funcionamiento de los senos nasales y la ventilación cerebral”, dijo Hack.
El equipo lleva trabajando desde 2002 realizando experimentos en humanos y ratas, Gallup y su equipo implantaron sondeos en los cerebros de ratas y registraron los cambios de temperatura del cerebro antes, durante y después del bostezo de las ratas. Si que dio resultado, ya que se determinó que al bostezar, había un cambio abrupto entre la temperatura de antes y después de bostezar, lo cual sustenta aún más su teoría.
Esta teoría puede influir en la medicina.
En general, comprender el bostezo puede ser una herramienta útil para el diagnóstico de ciertas condiciones médicas, tales como la epilepsia y las migrañas, ambas se pueden predecir por un exceso de bostezos, según dicen los científicos.
Soose de la Universidad de Pittsburgh añadió que el descubrimiento podría ayudar algún día a médicos en el tratamiento de pacientes con insomnio, el trastorno del sueño más común en U.S.